jueves, 3 de mayo de 2012

Ventanas abiertas

Hay que ventilar la casa, deshacernos de todos los aromas que la habitan: el olor a rezago, tu loción indiscreta, la humedad que dejó el verano; hay que lavar las cortinas, tirarlas si es necesario, sin sacudirlas, atadas, envueltas con cuidado; hay que agitar los brazos, espantar a lo que circule, de arriba a abajo, tan suave como el temperamento del intruso.
Que no vuele el polvo, que no entren las moscas, que no se salga el gato.